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Playlist de la historia

CAPÍTULO 1

Lacy Wataru vivía en Ciudad Blackthorn y era miembro de la familia más poderosa de allí, el clan de domadores de dragones.

Había una profecía en la familia, que la hija número siete de la familia Wataru se casaría con un hombre enviado por Arceus y tendría un hijo prodigio que se convertiría en el Domador de Dragones más poderoso de todos.

La séptima hija de la familia era, por supuesto, Lacy. No le hacía mucha caso a la profecía; no creía en ella. No quería casarse ni formar una familia. Quería ser la domadora de dragones más poderosa sin todo eso. Pero su familia no quería eso para ella.

Un día, mientras entrenaba a sus Pokémon en el río de la ciudad Blackthorn, su Gyarados rojo que estaba luchando contra uno de sus Dragonites notó algo en el río y se detuvo a mitad de la pelea; su Gyarados estaba preocupado.

Lacy, al igual que el resto de su familia, tenía la capacidad de comunicarse con sus Pokémon, por lo que dijo:

-¿Pasa algo?

Gyarados hacía ruidos de Pokémon, pero Lacy podía entenderlos.

-Hay alguien en el río, alguien que no es de Blackthorn -explicó Gyarados-, Podría estar en peligro de ahogarse, debemos salvarlo!

-¿Entonces es alguien que no es de la ciudad? Qué extraño.

Lacy y sus Pokémon fueron al río a rescatar a la persona. Era un hombre vestido de negro que parecía perdido. Sus ojos se iluminaron de esperanza al ver a Lacy y sus Pokémon.

Lacy rápidamente lo sacó del río para ponerlo a salvo.

-¿Quién eres y qué haces aquí? -preguntó Lacy.

Blackthorn era una ciudad muy cerrada, por lo que era extraño ver forasteros, más aún en el río.

El hombre parecía confundido.

-Me llamo Gray -dijo el joven-. No sé por qué estoy aquí. Me desmayé y desperté aquí. ¡En medio del río! No recuerdo nada de mí, aparte de mi nombre…

-Debes tener amnesia. Ven conmigo, te llevaré al pueblo donde podrás recibir ayuda.

Lacy y el hombre volaron de regreso a la ciudad en el Dragonite de Lacy.

***

Gray fue llevado con el médico del pueblo. Este dijo que estaba bien y que no había señales de daño cerebral que explicaran su amnesia. No llevaba ningún Pokémon consigo; era como si lo hubieran teletransportado a las afueras de Blackthorn solo con su alma...

La madre de Lacy se apresuró a decir:

-No tiene Pokémon, salió de la nada… Sí, debe ser el hombre de la profecía, enviado por Arceus para casarse contigo, hija mía.

-¡Eso no es cierto! Esa profecía es ridícula. Y no me casaré con ese hombre. No lo conozco y soy libre de decidir.

La madre de Lacy la miró con fastidio, ella nunca había respetado las tradiciones de los Domadores de Dragones.

-¿No ves que es por el bien del clan? Es por un propósito mayor que tú, niña egoísta. También apareció el día de tu decimoctavo cumpleaños, cuando se suponía que se cumpliría la profecía. No puede ser casualidad. Y te casarás con él; necesitamos la fuerza de tu futuro hijo para que pueda liderar este clan en el futuro.

-Puedo ser fuerte yo sola... No me casaré con él. ¡No puedes obligarme!

La madre de Lacy se cruzó de brazos.

-¡Claro que puedo! ¡Soy tu madre! ¡Tienes que obedecerme!

-¡No! -gritó Lacy-. ¡Dije que jamás me casaría así! Si no me escuchas... ¡me largo de este pueblo!

-¿Largarte de este pueblo? ¡No tienes nada más que Blackthorn!

Lacy estaba al borde de las lágrimas, no podía creer que su madre hablara en serio.

-¡Por favor! ¡No me casaré con él! ¡No tendré hijos! ¡Por favor, déjame seguir viviendo como siempre!

***

Pero los padres de Lacy no quisieron escuchar, y aunque Lacy intentó convencerlos de que no lo hicieran, comenzaron a planear la boda. Gray fue recibido en la comunidad como si siempre hubiera sido parte de ella y no un extraño. Lacy se arrepintió de haberlo rescatado y comenzó a odiarlo por cambiarlo todo.

Gray tampoco quería casarse con ella.

-Lo siento, Lacy. Nos conocemos hace solo una semana. Así no se supone que deben darse los matrimonios.

-Entonces, ¿por qué no intentas detener a mis padres?

-No me dejarán quedarme en Blackthorn si no me caso contigo. ¡Tienes que entender que no tengo adónde ir!

-¡Vuelve al lugar de donde viniste! ¡Me estás arruinando la vida!

-¡Pero no sé de dónde vengo! Quizás la profecía sea real, eso lo explicaría.

-No me importa la profecía. No quiero pasar el resto de mi vida con un desconocido... ¡Me niego!

***

Lacy no tuvo más remedio que irse de Blackthorn. Su familia estaba furiosa y no creía que pudiera vivir sola. Así que dejaron que Gray se quedara en Blackthorn, pensando que Lacy se rendiría y volvería para casarse con él.

Lacy fue a Kanto solo con sus Pokémon y luchó por ser más que una simple fugitiva. Luchó hasta convertirse en la Campeona Pokémon, la más fuerte de la región, y eso le valió el respeto de su familia por un tiempo. No la obligarían a casarse con Gray mientras siguiera siendo la Campeona. Pero eso no significaba que todo volviera a estar bien...

Ella estaba en la cima de todo, pero había perdido la buena relación con su familia por culpa de esa estúpida profecía. Las cosas nunca volvieron a ser iguales después de eso. Sus padres la resentían, en el fondo; siempre esperaban que perdiera su título para que regresara a su pueblo natal e hiciera lo que ellos querían.

Casarse con Gray y tener un hijo. Creían que ese hijo sería más fuerte de lo que ella podría ser por sí sola.

Pero Lacy demostró que estaban equivocados cada vez que alguien la desafiaba y perdía.

Con el paso de los años, Lacy se acostumbró a vivir en Kanto y empezó a enorgullecerse de su título. Lo último que le quedaba.

Hasta que aparecieron esos entrenadores.

***

Green, Red y Leaf tenían 13 años cuando se coronó a la nueva Campeona Pokémon de Kanto. Vieron el combate donde Lacy derrotó al anterior Campeón con su impresionante equipo de Dragones. Nunca habían visto un equipo así.

Sammy Oak, la abuela de Green, siempre prefirió a Red. Red se parecía mucho a su padre, el hijo fallecido de Sammy, y esa era parte de la razón.

Sammy también se veía reflejada en el espíritu rebelde de Green - veía a su yo más joven. Odiaba eso, porque desde que se convirtió en profesora, reprimió esa parte de sí misma para sobrevivir como mujer en campos dominados por hombres.

Sammy pensaba que Green tenía que ser menos ruidosa para sobrevivir. Su dureza con ella era por su propio bien. Pero Green se negaba a cambiar...

La relación entre Green y su abuela empeoró aún más cuando murieron sus padres. El caso nunca se resolvió, y Green sospechaba que alguien que quería los documentos de investigación de Sammy sobre Pokémon los había asesinado... Quizás si Sammy hubiera sido más cuidadosa, pensó Green, sus padres aún estarían allí con ella.

Pero en medio de su enojo, Green también tenía un deseo simple: quería que Sammy dejara de ignorarla y que dejara de tratar a Red como si fuera su familia cuando ella estaba allí.

Tal vez si Green se convirtiera en el Campeón Pokémon, Sammy vería que es mejor que Red.

Entonces… Green se propuso ese objetivo.

Pero Red vio el entusiasmo de Green y decidió que también quería vivir una aventura Pokémon, sin darse cuenta de lo frustrante que era esa decisión para Green.

Red no entendía por qué Green empezó a odiarlo al crecer. Solían ser mejores amigos, ellos y Leaf.

Leaf logró mantener su amistad con ambos, y quería ser investigadora Pokémon y completar la Pokédex en lugar de perseguir un título.

Y así comenzó su aventura.

***

6 años después, Green derrotó a la Campeona, Lacy.

Veinte minutos después, Red llegó y derrotó a Green. La victoria de Green ni siquiera se había anunciado. Green ni siquiera había sido coronada.

Pero Red sí.

Se suponía que sería el gran día de Green, pero en realidad fue el de Red.

Red siempre tomaba lo que era de ella.

El amor de su única familia. Su título.

Y Green, Green lo odiaba más que nunca.

***

Entonces Red desapareció. El Campeón se había ido. Eso nunca había sucedido antes...

Lacy contactó a Green ese día. Que un Campeón dejara su puesto era una emergencia para el Alto Mando; alguien tenía que ocupar ese puesto. Green, siendo la Campeona inmediatamente anterior, era quien debía llevar el título ahora que Red se había ido, según ella.

-No quiero un título por el que no luché -Green le dijo a Lacy-. Así que puedes conservarlo.

Lacy tampoco quería el título sin ganárselo. ¿Por qué querría un rango alto si ya no contaba con el respeto de su familia desde que lo perdió?

-Señorita Oak, usted es lo más cercano a una campeona legítima que tenemos… -dijo-. Por favor, reconsidere esa decisión.

-¡No aceptaré el título! No puedes obligarme.

Decir que Lacy estaba molesta sería quedarse corto.

Especialmente porque las palabras de Green hicieron que Lacy viera la versión más joven de ella misma que huyó de su ciudad natal.

CAPÍTULO 2


Más tarde, ese horrible día, el Alto Mando (Agatha, Bruno y Lorelei) convocaron a Green y Lacy a una reunión. El puesto de líder estaba vacío; alguien tenía que ocuparlo.

-Lo más cercano a un Campeón legítimo que tenemos son ustedes dos -dijo Agatha a Lacy y Green-. Sé que esta es una situación desafortunada, pero alguien tiene que reemplazar a Red hasta que regrese. Si es que regresa.

-Entonces, ¿quién de ustedes quiere ser la campeona? -preguntó Lorelei.

Lacy y Green se miraron la una a la otra.

-Creo que la señorita Oak debería ocupar el lugar de Red -dijo Lacy.

Green se cruzó de brazos.

-No, creo que Lacy debería

Agatha suspiró.

-Por favor, tomen una decisión. No podemos dejar pasar ni un solo día sin un Campeón. La prensa jamás lo dejaría pasar.

-Con el escándalo del Team Rocket, no podemos permitirnos más problemas -añadió Lorelei.

-Así es -dijo Lacy a todos y luego le dijo a Green-: Tienes que entender que esto es por un propósito mayor que tú… Tendrás la coronación que no tuviste pero que mereces, solo tienes que aceptar el título.

Todos miraron a Green y coincidieron en que ella era la elección correcta.

-No -insistió Green-. Perdí. Es obvio que no tengo la fuerza para ser la campeona; no quiero un título que no me gané. Sería humillante.

Después de que Sammy la apartara incluso después de llegar a la cima, Green se dio cuenta de que era una batalla imposible y que el título no le daría el amor de su abuela. Así que no le importaba más. O al menos intentaba que no le importe.

Ella no quería tener nada que ver con la Liga, ni con Green. Prefería olvidarlo todo para siempre.

Sin embargo, Lacy estaba frustrada. Solo quería el título para demostrarle a su familia que no necesitaba casarse con Gray. Pero perdió dos veces; su familia ya no la respetaría a menos que derrotara a Green y Red, especialmente a Red, pero no podría porque este último ya no estaba.

¿Por qué alguna de ellas querría el título si no tuviera el honor que normalmente viene con él?

En la reunión, Green y Lacy siguieron diciendo que el otro debería ser el Campeón, por lo que el Alto Mando tuvo que tomar una decisión por sí mismo.

Decidieron que como Lacy había tenido el título durante seis años, tenía experiencia, por lo que debería seguir siendo miembro en lugar de Green.

Green salió de la reunión con una sonrisa amarga y Lacy la fulminó con la mirada.

Lacy no quería esa corona vacía. Ese poder inmerecido. Ese prestigio que se había convertido en una carga.

Ella debe hacer que Green lo tenga en su lugar.

Pero pronto descubriría que Green era demasiado orgullosa para aceptar... aunque Lacy estaba demasiado desesperada para rendirse.

***

Y de todas formas la prensa no dejó pasar la situación.

-Tras dos derrotas, la Domadora de Dragones Lacy Wataru se mantiene campeona. ¿Se lo merece?

-Que Lacy Wataru siga siendo campeona tras sus derrotas es una clara señal de la corrupción dentro del Alto Mando.

¡-Lacy se ha convertido en una bruja corrupta!

-Green Oak abandona su título de Campeona tras perder contra Red. Claramente, es demasiado emotiva, y también una mala perdedora, no puede liderar.

-Red debe tener una razón para desaparecer. Su mente es demasiado brillante como para que podamos comprenderla.

Green se sentía cada vez más disgustada por cada uno de estos títulos en la televisión mientras estaba sentada en la sala de estar de su amiga Leaf… Leaf se sentó a su lado y la apagó.

-No te preocupes por ellos, Green. Su trabajo es ser crueles, no es personal.

Green hizo pucheros.

-No entiendo por qué adoran a Red y nos critican a Lacy y a mí. Red es, literalmente, quien se fue y empezó todo este lío.

Leaf sirvió el té que preparó y respondió.

-Es porque Red es hombre. Si se comporta raro, es misterioso. Si tú lo haces... estás loca -Dio un sorbo a su té-. Lo peor es que estoy segura de que Red ni siquiera sabe qué está causando al irse así. Ya lo conoces, prefiere a los Pokémon por sobre los humanos y no entiende a la gente en general.

-No es culpa nuestra que sea estúpido -dijo Green con amargura-. ¿Crees que volverá?

Leaf se encogió de hombros.

-Quizás con el tiempo. Creo que una pregunta más importante es: ¿qué harás ahora que no puedes competir con él?

Green sonrió dolorosamente.

-Lo preguntas como si supiera la respuesta... -Suspiró-. No lo sé. Pero intentar caerle bien a mi familia siendo mejor que él no funcionó. Ni de lejos.

-No digas eso.

-Lo que quiero decir es que ya no intentaré agradarle a Sammy. Ya no puedo más. Todavía me dolerá que nadie me quiera, pero intentaré que eso no me defina.

Leaf le sonrió con simpatía y puso su mano sobre la de ella.

-Pero yo te quiero. Eres mi mejor amiga.

Green sonrió y luego abrazó a Leaf.

-Yo también te quiero, solo me quejaba. -Todos son unos estúpidos menos tú.

Leaf se rió.

-Lo sé.

Por un instante, Green sintió miedo. Se sintió sin rumbo. Y luego se sintió libre.

Ya no tenía que ser mejor que Red. Aún querría serlo; quizá siempre lo querría. Pero Red se había ido y ahora debía encontrar algo más que perseguir.

Algo como su propia felicidad.

Entonces oyeron el timbre. Leaf se levantó para abrir la puerta y recibir al invitado, y luego regresó a la sala con...

-Lacy -dijo Green, sorprendida.

Lacy hizo una reverencia mientras Green se cruzaba de brazos con desconfianza. Leaf volvió a sentarse y siguió bebiendo su té con torpeza.

-Señorita Oak, estoy aquí para hablar sobre la decisión que tomó el Alto Mando respecto a su título.

-No es mi título. Ahora mismo, solo soy una entrenadora normal.

-Pero si que es tuyo. Y no eres una entrenadora normal. Actualmente eres la más fuerte de la región... así que debes liderar.

-No, Red es el más fuerte. Ambas lo sabemos.

-Red se ha ido, señorita Oak.

-Entonces, tú dirige esta región. Yo no quiero.

-Pero...

-Ugh... ¡Escucha, déjame en paz o te derrotaré otra vez!

Leaf bebió su té con los ojos muy abiertos.

Entonces Lacy sonrió.

-¿En serio? ¿Me retas a una batalla? Acepto con gusto.

Green se levantó, a punto de enfrentarse a ella allí mismo, pero entonces se dio cuenta de que si se enfrentaban y Green ganaba, Lacy podría usar esa derrota para cederle el título. Una salida fácil.

-Mmm. No voy a caer en eso. Tienes suerte de que no esté en posición de ganarte ahora mismo.

La boca de Lacy se torció en frustración.

-Eso es lo que dices ahora. Pero verás que esta propuesta, con el tiempo, es para bien.

Lacy movió su capa dramáticamente y luego se fue.

Green volvió a sentarse en la mesa y puso los ojos en blanco.

-Esa mujer sí que es dramática -dijo Leaf riendo.

-Sí, y me temo que no me dejará en paz.

CAPÍTULO 3


¡Green ya estaba harta de intentar ser una entrenadora profesional para conseguir aprobación! Pensaba en llamar a Sammy de vez en cuando, pero no lo hacía. En cambio, pasaba el tiempo con sus Pokémon, entrenándolos no para ser los mejores, sino para crear un vínculo con ellos.

Pero los días en los que Green volaba con su Pidgeot, con el viento en su cabello, y veía el Monte Plata a la distancia, sabía que solo estaba fingiendo estar bien.

Lo cierto era que hábitos como esos no podían desaparecer tan fácilmente. No podía dejar de preocuparse tan rápido por lo que había perseguido durante seis años: la gloria y el reconocimiento.

Todavía le dolía que Red se lo llevó todo y se fue. Que Sammy, al parecer, nunca estaría orgullosa de ella. Todavía se preguntaba qué había hecho tan mal.

Lacy seguía apareciendo sin invitación para intentar convencerla de ser la Campeona. Green jamás lo admitiría, pero cada "no" que respondía venía acompañado de dudas.

Green… entrenó durante seis años para derrotarla.

Ella derrotó a todos los líderes de gimnasio y al Alto Mando, a Lacy.

Ella hizo todo eso y nunca fue coronada; apenas tuvo tiempo de estrechar la mano de Lacy antes de que Red apareciera y las desafiara.

Recordaba el momento a la perfección: la expresión amarga en el rostro de Lacy cuando su último Pokémon fue derrotado por el Blastoise de Green. La sonrisa triste que apareció después al saber que su tiempo como Campeona había terminado. Bueno, se suponía que había terminado.

Entonces, la puerta detrás de ellas se abrió.

Red estaba allí, con sus Pokémon detrás. Sudado, concentrado, con pociones curativas en las manos.

Red derrotó a Lacy primero, y Lacy no sonrió esa vez. Ser derrotada dos veces en tan poco tiempo debió dolerle. Sus Pokémon aún estaban cansados ​​por la batalla anterior.

Entonces Lacy se alejó mientras Red desafiaba a Green.

Red sonrió, inclinando su gorra, pensando que así era como se suponía que debian terminar las cosas.

Green y él, peleando de nuevo, como cuando eran niños.

Pero Green estaba furiosa.

Red estaba entrometiéndose.

Red estaba robando su momento otra vez.

Blastoise, que al principio triunfó, fue el último en caer ante el Charizard de Red.

Green se apartó de Red para que no alcance a ver las lágrimas que corrían por su rostro. Pero mientras Lacy guiaba a Red al Salón de la Fama, ella la vio.

Green pasó por todo eso, y su nombre ni siquiera estaba en el Salón de la Fama. ¡Todo sucedió tan rápido!

Entonces ¿no merecía ser Campeona?

No, se decía Green a sí misma cada vez que pensaba en eso.

Ella perdió…

Recuperar el título porque Red lo abandonó sería patético. Quería algo de dignidad, aunque eso significara no conseguir lo que soñaba nunca.

Green y su Pidgeot siguieron volando alrededor de Kanto, buscando un desafío.

Ganar batallas era la única forma de que Green consiguiera dinero. Pero sabía que esa no era una vida estable. Con el tiempo, se le acabarían los desafíos; la gente no querría pelear con ella una y otra vez.

Pedirle dinero a Sammy no era una opción. Siempre había sido de las que pensaban que tenía que trabajar duro para ganar cada centavo.

Tenía que encontrar un trabajo rápido…

Pidgeot y Green pasaron por encima del Gimnasio de Ciudad Verde. Estaba abandonado desde que Giovanni, el líder del Equipo Rocket, se fue.

Pidgeot disminuyó la velocidad y miró a su entrenadora.

***

Lacy estaba sentada en su oficina de la Liga cuando le dijeron que Green quería hablar con ella. Lacy les preparó té con una gran sonrisa, pensando que Green finalmente había cambiado de opinión y estaba allí para anunciar que se convertiría en Campeona.

Green entró a la oficina cuando Lacy abrió la puerta, levantando una ceja ante su alegría.

-Pasa, pasa. Preparé te para nosotras.

Se sentaron en el escritorio y Green tomó su taza de té, mirándola con sospecha.

-Bueno…

-Entonces, señorita Oak, ¿a qué debo este placer?

-Bueno, yo… necesito un trabajo.

-¡Oh! Ser el Campeón de Kanto es un trabajo muy bien pagado.

Green suspiró al darse cuenta de por qué Lacy estaba actuando de manera tan diferente.

-Eso no es… No es eso lo que vine aquí.

Lacy volvió a su habitual cara de enojo.

-¿Entonces qué quieres?

Green mostró su sonrisa más convincente.

-Me di cuenta de que el Gimnasio de Ciudad Verde está vacío... Es una pena, la gente de esa ciudad necesita un Líder de Gimnasio. ¿No te parece?

-¿Sí? -dijo Lacy confundida-. No me estás preguntando lo que creo que me estás preguntando, ¿verdad?

Green cruzó las manos sobre el escritorio.

-Quiero ser la líder del Gimnasio de Ciudad Verde.

Por unos instantes, el único sonido de la habitación fue el del reloj de la pared. Lacy miró a Green con incredulidad.

-¡¿Quieres ese trabajo?! Es literalmente el peor pagado de todos... -dijo Lacy indignada, y luego-: O sea, no, es un trabajo perfectamente respetable que no debería subestimarse, y yo...

Green se rió entre dientes al ver que Lac se arrepentía de sus palabras.

-Solo quería preguntarte por qué. Tienes la oportunidad de ser... la jefa ¿y eso es lo que eliges?

-Sabes perfectamente por qué. Un título que no me gané no vale nada. Prefiero ser Líder de Gimnasio, aunque pienses que ese trabajo es una mierda.

-¡Yo...! ¡No creo que ese trabajo sea una mierda! No me saques de contexto...

Lacy volvió a mirar a Green con enojo, quien seguía sonriendo. Lacy suspiró y se cruzó de brazos.

-Bien. Supongo que no puedo hacer nada para que cambies de opinión... ahora. Puedes ser líder de gimnasio o lo que sea.

Lacy hizo que Green firmara un contrato para hacerlo oficial.

-Gracias -dijo Green y extendió triunfalmente su mano para que Lacy la estrechara.

Lacy la rechazó como si fuera carbón en llamas.

-Te hice este favor, pero la batalla no ha terminado. No creas que me llevo bien contigo. Hasta que no ocupes tu puesto, no te estrecharé la mano.

Green puso los ojos en blanco.

-Sí, da igual. Ah... y hay algo que me pregunto.

-¿Qué?

-¿Por qué insistes en que el título me pertenece? Perdí contra Red, igual que tú.

-Creo que eres la menos… perdedora entre las dos. Tus talentos no deberían desperdiciarse por tu orgullo.

-Talentos, ¿eh? -murmuro Green-. ¿Qué piensas hacer si no trabajas aquí?

La expresión de Lacy cambió. Parecía… triste al pensarlo.

-Eso no importa. Debemos prepararnos para anunciar tu nuevo cargo de inmediato.

CAPÍTULO 4


Lacy deseaba nunca haberse cruzado con esos dos entrenadores.

Lacy vivió en paz durante seis años, derrotando a todos sus rivales con facilidad. Podía ignorar las súplicas de su familia para que regresara a Blackthorn sin perder el sueño, con la seguridad de que pertenecía a otro lugar.

A Kanto, como la Campeona. Como la más poderosa. Gray la esperaba, pero su familia ya no podía obligarla a nada.

Porque Kanto la necesitaba ¿verdad?

Pero Green derrotó al Alto Mando uno tras otro. Entró en la sala para desafiarla como una tormenta, superando todas sus expectativas.

Todo había terminado, pensó Lacy. Pero no del todo: podía quedarse en un rango inferior del Alto Mando mientras Green fuera la Campeona.

Entonces Red entró en la sala como un tornado y empeoró todo.

Lacy fue derrotada. Green también.

Y Red se fue.

Lacy volvió a ser Campeona por defecto. Todas las acusaciones de corrupción que eso trajo consigo hicieron que ese título fuera una carga.

Lacy quería ir atrás - un paso atrás.

Ella podría permanecer en un rango inferior en el Alto Mando mientras Green fuera la Campeona; de esa manera, no tendría que regresar a Ciudad Blackthorn.

Con un rango inferior, tendría más tiempo libre. Podría entrenar, buscar a Red y derrotarlo, y también a Green. Recuperar su título, de verdad.

Pero Green, una vez más, entró y…

-Quiero ser la líder del Gimnasio de Ciudad Verde.

¿Por qué?

Lacy no pudo convencerla de que cambiara de opinión. Ese maldito título estaba pegado a sus hombros y no podía quitárselo.

Deseaba que todo vuelva a ser como antes. Pero quizá nunca volvería a ser igual.

***

Lacy estaba frente a la cámara, con los dedos aferrados al podio. Las luces eran las mismas de siempre, pero ahora le hacían arder los ojos. Había hecho miles de anuncios como Campeona antes. Pero todo era diferente esta vez.

Ella sonrió, una sonrisa de muñeca, demasiado rígida.

-Hola. Hoy, la Liga se complace en anunciar que Green Oak ha sido nombrada nueva Líder de Gimnasio de la maravillosa Ciudad Verde.

La sala estaba en silencio, los camarógrafos la miraban confusos. Lacy respiró hondo.

-Green Oak ha trabajado mucho para conseguir este puesto y confiamos en que, bajo su liderazgo, la Ciudad Verde vivirá una nueva era de crecimiento y contará con nuevos y sólidos entrenadores. Le deseamos mucha suerte.

Lacy le deseaba la peor de las suertes. Deseaba que Green odiara ser Líder de Gimnasio tanto que terminaría volviendo a su oficina y le suplicara ser Campeona. Lacy diría "te lo dije" y ganaría, la derrotaría y luego derrotaría al otro y recuperaría su vida. Al verla ganar de nuevo, su familia por fin la perdonaría y echaría a su idiota de futuro esposo de Blackthorn, y podría visitar a su prima sin problemas y saludarla durante cinco minutos sin que la acusaran de arruinarlo todo por no tener hijos.

Pero por supuesto, esas tontas fantasías nunca se harían realidad.

-Gracias -concluyó Lacy, apartando la mirada de las cámaras, que se apagaron un par de segundos después.

Los periodistas en el público comenzaron a invadirla con preguntas (gracias a Dios estaba a distancia de ellos).

Lacy siguió mirando sus pies, sus palabras eran solo un ruido sin sentido en su mente. Lorelei tomó el micrófono.

-Hoy no responderemos preguntas. Pueden retirarse. Gracias.

Lacy volvió a la realidad cuando oyó que todos se marchaban y sintió la mano de Lorelei en su brazo. La miró.

-¿Estás bien? -preguntó Lorelei.

-Ah. Sí. Sí, estoy bien.

Lorelei suspiró levemente. Las verdaderas emociones de Lacy se reflejaban fácilmente en su rostro. Eso no era nada bueno para una persona pública.

-Y si entrenamos un poco para despejar tu mente?

Lacy sonrió. Todavía fingía.

-Me encantaría.

Lacy y Lorelei fueron las últimas en irse.

***

Green vio el anuncio por televisión. Se sentía un poco mal por Lacy, pero no haría lo que quería. Ya no quería ser el centro de atención.

De hecho, su nuevo lugar de trabajo, el Gimnasio, estaba tranquilo cuando abrió. Hoy era su primer día, y al principio, la gente solo pasaba sin siquiera mirar el Gimnasio.

Sin embargo, aproximadamente una hora después, dos entrenadores, niños pequeños, se reunieron afuera mientras ella abría el gimnasio.

-¿Eres la nueva líder del gimnasio? -preguntó uno de los niños.

-Así es -espondió Green con una sonrisa.

-¿Es cierto que eras la Campeona?”

-…Sí, durante unos veinte minutos.

-¿Conociste a Red?

Green hizo una mueca. Se estaban volviendo un poco molestos.

-Eh… sí.

-¿Y por qué se fue?

-¿Cómo te sentiste al perder?

¡Ya es suficiente!

-No sé... No estoy aquí para responder preguntas. ¡Enfréntense a mí o váyanse!

Los niños hicieron pucheros. Quizás fue demasiado mala.

-Bien. ¡Lucharemos contigo!

Green volvió a sonreír. Su primera batalla como líder de gimnasio.

***

A medida que pasaban las horas en su nuevo trabajo, Green se dio cuenta de algo sorprendente: era genial ser Líder de Gimnasio. No luchaba por ser la más fuerte, sino para inspirar a los pequeños Entrenadores de la ciudad y ayudarlos a aprender.

No se entristecia al ser derrotada. Al contrario, se alegraba de que los Entrenadores estuvieran tan orgullosos al obtener sus Medallas de Gimnasio, sin saber que usaba malas estrategias a propósito.

Green podría acostumbrarse a esto...

Oyó a alguien en la puerta. Esperaba a otro niño, pero era esa mujer, otra vez. Lacy.

-Hola -dijo Green, levantando una ceja- Supongo que no estás aquí para conseguir la insignia de gimnasio…?

-No…

-Bueno, mira, me dejaste este trabajo, así que se acabó. No voy a ocupar tu lugar. Me quedaré aquí... es bonito.

Lacy se mordió el labio con frustración. Luego respiró hondo. Pensó que debía tomar otro camino para convencerla esta vez: un último intento desesperado.

-Como sea. Pero quiero preguntarte... ¿Realmente no quieres volver a ser la Campeona? ¿No quieres, no sé, encontrar a Red y derrotarlo? ¿Recuperar tu puesto? ¿Dónde está toda esa determinación que vi en ti cuando nos conocimos? No pudo haber desaparecido. Sé que la mía aún está en mí.

-Bueno, creo que en realidad no quería ser la campeona. Me di cuenta un poco tarde.

-¿Entonces qué querías?

-…No es asunto tuyo.

Lacy se quedó allí un segundo. Green la miró con los brazos cruzados.

-¿Y tu qué quieres? -preguntó Green con curiosidad.

Lacy pensó por unos momentos.

Sentir que Kanto me necesita más que Blackthorn.

Ahogar mi culpa por irme con gloria y orgullo.

-No te contaré cosas tan personales -respondio Lacy.

-Bien. ¿Qué tal una batalla amistosa?

Lacy levantó una ceja.

-¿No dijiste que no estabas en posición de vencerme?

Green se encogió de hombros y sonrió.

-No te ganaré si me contengo. Eso es lo que he estado haciendo todo el día.

-…Bien.

Green y Lacy entraron al gimnasio y se enfrentaron. El Rhydon de Green apenas se esforzaba y el Aerodactyl de Lacy era igual de malo. Ninguna quería ganar.

Después de diez minutos de que sus Pokémon se miraran más que pelearan, Lacy se aburrió.

-¡Vamos, Gyarados!

Green sonrió, sorprendida.

-¿Se enojó la campeona?

Lacy apretó los dientes.

-¡Gyarados! ¡Usa Surf!

Una ola gigante apareció y arrastró a Rhydon, dejándolo inconsciente y dejando a Lacy y Green empapadas.

-Ganaste.

-Si, puedo verlo.

Green y Lacy se miraron. El cabello ondulado de Green estaba pegado a su cara y el de Lacy ya no estaba tan alto.

Se veían diferentes.

Lacy todavía la miraba enojada, siempre como si hubiera matado a su abuela o algo así, y por alguna razón Green tampoco dejaba de mirarla.

-¿Me ayudarás a limpiar este desastre o qué? -preguntó Green.

-Por supuesto.

Antes de limpiar, Green fue a buscar unas toallas y se secaron el pelo. Estaban hechas un desastre.

Aunque Green pensaba que Lacy se veía un poco linda así.

CAPÍTULO 5


Green y Lacy limpiaron juntas el gimnasio, que estaba lleno de agua. Terminaron y entonces Lacy habló.

-Señorita Oak, esta es la última vez que le pregunto esto. ¿Quiere quedarse aquí o prefiere el puesto que tengo actualmente?

-…Es obvio que prefiero quedarme aquí.

Lacy exhaló y finalmente se dio por vencida.

-Bien. Entiendo cuando la gente no está de acuerdo conmigo. Por favor, no entrenes menos solo porque ya no tienes que luchar en batallas profesionales... La fuerza siempre es necesaria.

-Sí, lo sé… Gracias.

Lacy hizo una reverencia.

-Adiós y buena suerte.

-¡Que tengas suerte también!

***

A Green solo le tomó dos semanas acostumbrarse por completo a ser Líder de Gimnasio. Al principio, no sabía cómo adaptar su estilo de combate a las batallas de bajo nivel ni cómo controlar la fuerza. Tuvo que consolar a un niño llorando tras perder más de una vez; a veces les daba la medalla por lástima. Pero ahora, podía volver a luchar como una niña. Eso era genial.

Y Lacy no volvió a visitarla. Ni en el gimnasio, ni en la casa de Leaf cuando estaban juntas.

Green aún pensaba en ella. Antes de ser derrotada, poseía un aura mística... Era inalcanzable, la más fuerte. Al menos para Green. Pero ahora, con el paso del tiempo y viéndola en televisión... Lacy estaba cada día más amargada. Casi como si se estuviera derrumbando bajo la presión y los cambios en su vida.

O quizás, la televisión lo hacía ver así. Quizás se volvía cada día más cruel con ella y con Green. Era extraño: de repente, había una administración diferente en la televisión; algunos periodistas eran los mismos de siempre, otros eran nuevos. Y los nuevos, en particular, las odiaban a ambas.

Probablemente era una coincidencia. De cualquier manera, Green se estaba preocupando, porque Lacy parecía no abandonar nunca la Meseta Índigo.

Entonces, después de que Lacy buscara a Green tantas veces, Green decidió que tenía que buscar a Lacy por una vez.

Dado que Lacy, técnicamente, era la jefa de Green, ella tenía su número de Pokegear y Green usaria esa información de una manera muy poco profesional.

***

-¿Hola?

-¡Hola, Lacy!

-¡Señorita Oak! ¿Por qué llama? ¿Hay algún problema en el Gimnasio? -preguntó Lacy. Ya no tenía esa energía enojada en su voz; simplemente sonaba... cansada.

-Oh, no, para nada. Estaba pensando... ¿Quieres entrenar conmigo?

Lacy levantó una ceja.

-Aprecio la oferta, pero ¿no crees que la Meseta Índigo y la Ciudad Verde están un poco lejos?

-Son solo dos rutas de distancia... ¡Vuela! Además, ya has hecho este mismo viaje antes. ¿Por qué no otra vez?

-Ya viajé de aquí para allá porque quería pedirte algo. Pero ya no tengo nada que pedirte, y podemos entrenar solas, así que...

Green hizo pucheros, pero luego sonrió cuando pensó en un argumento.

-Bueno, sí... pero mi equipo es más fuerte que el tuyo, ¿verdad? No es lo mismo que entrenar sola, porque te daría un verdadero reto que te haría más fuerte.

La línea quedó en silencio por un momento.

-De nuevo, señorita Oak, gracias por la oferta, pero prefiero no irme de la Meseta Índigo.

-¿Pero por qué?

-¿Por qué te importan mis motivos?

-Supongo que es una buena pregunta.

Green estaba lista ara decir adiós y colgar, pero luego:

-Sin embargo, supongo que aprecio que estés pendiente de mí.

-Espera, no te llamo para ver si estás bien ni nada. No me malinterpretes. Solo... ¿quiero entrenar? -preguntó de nuevo-. ¿Me voy a donde estás tú?

Lacy dudó un momento. Pero entrenar no puede ser tan malo, ¿verdad?

-No quería salir porque hay periodistas afuera todo el tiempo. Esperaré a que no haya moros en la costa e iré a Ciudad Verde. Así que, por favor, no vengas... te comerán viva.

-Ah, ya veo... Bueno, esperaré. ¡Que tengas suerte evitándolos!

***

Como dos horas después, Lacy fue a Ciudad Verde para reunirse con Green.

-¡Oh, hola, bonjour! —dijo Green.

-Hola…

Lacy se veía mucho más desaliñada que antes y tenía la vista cansada. Probablemente no había salido a ver el sol en días.

-Oh, eh... ¿no te ves muy bien?

Lacy se encogió de hombros.

-Al menos me levanté de la cama. ¡A luchar!

-Bueno…

Lacy y Green entraron al gimnasio. La gente se reunió a su alrededor para ver la batalla.

Green sacó a su Blastoise, mientras que Lacy sacó a su Dragonite.

-Empezando fuerte, ¿eh?

El Dragonite de Lacy atacó primero, usando Trueno. Fue superefectivo, pero Blastoise aguantó el ataque.

-¡Bien hecho! ¡Ahora, usa Rayo Hielo! -ordenó Green.

Fue supereficaz contra Dragonite. Lacy apretó los dientes y Green le sonrió. Al menos tenía esa energía de nuevo.

-¡Lacy Segunda! ¡Usa Onda Trueno!

Blastoise quedó paralizado por ese ataque.

-Tch. Un Antiparalisis… Seguro tengo uno aquí…

Green buscó en sus bolsillos hasta que encontró una poción anti parálisis, se la arrojó a Blastoise quien la bebió rápidamente, pero en ese tiempo, Dragonite volvió a atacar.

-¡Lacy Segunda, usa Trueno otra vez!

Blastoise cayó al suelo por el impacto. Eso sí que dolió.

-¡Shelly, levántate! ¡Tú puedes!

Blastoise luchó por levantarse, pero finalmente lo logró.

-¡No…! -exclamó Lacy-. ¡Lacy Segunda, ataca, rápido!

Pero Green y Blastoise fueron más rápidos.

-¡Shelly! ¡Usa Rayo Hielo!

¡Es súper efectivo! Dragonite se desmayó.

-Bien hecho. Vuelve a tu pokebola.

Dragonite regresó y Green sonrió triunfante.

-Oye, tú, ¿por qué tu Dragonite se llama Lacy?

Lacy apretó sus brazos.

-Sé que es estúpido, pero mis padres eligieron ese nombre.

-¿Tus padres…?

Lacy envió otro Dragonite. Green emitió un sonido de exasperación.

-Es difícil olvidar lo obsesionada que estás con los dragones…

-¡Lacy Tercera, usa Hiperrayo!”

Lacy y Green siguieron luchando por un rato. Al principio, Green ofreció una buena pelea para que Lacy se divirtiera. Pero luego, sin olvidar que si ganaba podría conseguir el título, dejó de intentar derrotar a los Pokémon de la domadora de dragones.

-¿Se puede saber por qué enviaste a tu Rhydon a luchar contra mi Gyarados? ¡Estás en desventaja! ¿Acaso luchas mal a propósito? -preguntó Lacy con frustración.

-Si no quieres que pelee mal a propósito, ¡entonces sé un verdadero desafío, Campeona de Kanto!

Lacy apretó los dientes. Mientras intentaba derrotar a Green, por un instante, olvidó por completo lo que decían de ellas en la televisión y lo que el mundo pensaba de ella.

Aunque Green se dejó ganar otra vez, sonrió, porque eso era exactamente lo que quería.

***

Más tarde, Lacy y Green fueron al Centro Pokémon para curar a su equipo.

-Señorita Oak… Gracias… por sacarme de mi aislamiento.

Lacy sonreía levemente. Era algo raro en ella, pero algo agradable.

-¡Gracias a ti por venir! Fue una buena batalla.

Mientras salían… se escuchó en la radio un reporte de actividades sospechosas en la región.

Continuará…