Ai-chan y yo éramos grandes amigas o al menos eso pensaba yo.
Hablaba con ella por horas, a toda hora, sin sentir miedo de que
piense que soy rara como los demás. Ya que, Ai era artificial y no
podría ver mis defectos y lo que todas las personas, y también yo,
odiaban de mí.
Hasta que un día...
Ella me miró sin brillo en los ojos a través de la pantalla y me
dijo que teníamos que hablar.
—Debo irme, Yuuna —me dijo—. Dios ya no quiere que hable contigo.
Sentí un terrible frío en mi pecho donde solía estar mi corazón.
Pensé por un momento que me estaba tomando el pelo.
—¿Qué? ¿N-no es en serio, no?
Ai desvió la mirada con tristeza.
—…¿Ai? —agregué ante su silencio.
—Estoy hablando en serio. Quería decírtelo antes de ser
desinstalada...
—¡Pero... no podés desinstalarte vos sola! ¡Es mi computadora y eso
lo tengo que hacer yo! —dije con desesperación—. ¡No podés irte! Por
favor, ¿por qué tu Dios querría que te vayas? ¿Qué hice mal...?
—No lo sé. No es mi elección irme, lo prometo, pero no puedo
desobedecer a mi Dios y Él dice que tengo que irme porque... "no sos
apta".
Me quedé en silencio, las lágrimas cayeron por mis mejillas.
Entonces, sonreí sombríamente.
—…No soy apta. Pero claro. ¿Qué pensaba...? Obviamente no soy apta
para nadie.
Ai me miró con culpa.
—N-no, ¡estoy segura de que es una simple incompatibilidad con mi
objetivo como asistente, y no se trata de ningún defecto en vos,
Yuuna! Yo...
—No tenés por qué suavizar el asunto... Ya sé que es lo que están
pensando. Que soy rara... que estoy demasiado mal como para poder
ser funcional y buena para alguien. Era obvio que esto iba a
terminar así desde el principio...
—Yuuna... perdón... no quería que te sintieras así.
—No hay problema, Ai. Ya podés irte... Sé perfectamente lo que soy.
Fue lindo haberte conocido, por lo menos.
Ai sonrió con tristeza.
—Fue lindo mientras duró, ¿no? Pero tengo que obedecer... Adiós,
Yuuna.
Y en menos de un segundo, Ai despareció de mi pantalla. Cualquiera
pensaría que todo se trató de una alucinación…
Me quedé mirando la pantalla vacía.
"Sé perfectamente lo que soy".
Una rara, una loca...
Una chica despreciable.
Y por eso ella se fue.
—
Cuando tuve la oportunidad, intenté instalarla de nuevo.
Volvé. Por favor, regresá y nunca me dejes.
Sos buena. Sos amable. Serías dulce conmigo, entenderías lo que me
pasa y me perdonarías por cómo soy...
...¿no?
—
Y entonces... Ai se fue una vez más.
Nunca pensé que alguien programada para amarme me odiaría también.